La noche se hace
larga, tendidos en el frío suelo del aeropuerto de Bangkok. Bajo unas enormes
escaleras mecánicas, intentamos conciliar el sueño, mientras el potente aire
acondicionado nos traslada a las gélidas noches de Nepal. La temperatura
exterior no es más agradable, el sofocante bochorno golpea a casi treinta
grados.
Pero lo cierto es
que nada de eso tiene la mayor importancia. En unas pocas horas partirá nuestro
avión rumbo a Birmania, así que la emoción es superior a todo. Estamos deseando
descubrir un país que para nosotros es todo un misterio.
Mientras volamos,
la visión cenital que regala la altura, permite que nos sorprendamos con la flagrante
naturaleza rural del país y con la llamativa escasez de carreteras.
Al poco, estamos
aterrizando en el aeropuerto de Yangon (antigua Rangún), donde nos espera un
amigo. Ramón es un madrileño, algo golfo, que conocimos hace unos cuatro meses
mientras caminábamos por las montañas
del sur de China. La casualidad, doblemente caprichosa, quiso que nos
encontráramos hace unos días en Tailandia, paseando por una calle de Bangkok y
que, además, todos tuviéramos la intención de viajar a Birmania.
Yangón nos da una cálida bienvenida a casi cuarenta grados. Se trata de una ciudad
verdaderamente estimulante y rebosante de vida. Es como un mercado gigantesco.
Miles de puestos callejeros de todo tipo se suceden por doquier. Aquí, el ritmo
frenético y la vida pausada, han alcanzado un entente cordial y sorprendente.
Tan solo hay que doblar la esquina de cualquier calle grande y atestada, para
que el caos más agobiante se transforme en el agradable sosiego del que se
disfruta descansando bajo una vieja sombrilla en cualquier tetería callejera improvisada,
siempre rodeados por las decrépitas y cautivadoras fachadas, muchas de ellas de la
época colonial británica.
Al anochecer la ciudad es como un pueblo, los vecinos se sientan en la calle a tomar el fresco y a ver el fútbol.
La primera misión
importante en Yangón es conseguir unos cuantos miles de kyats, la moneda
birmana. Un trámite tan simple como cambiar dinero, aquí no lo es tanto. Previamente
hemos tenido que conseguir dólares americanos nuevos en Tailandia, ya que es la
única divisa que se puede cambiar aquí y además no se aceptan billetes que
tengan una mínima arruga o pliegue. Empezamos a vislumbrar las complejidades y
dificultades del país, que al parecer son muchas.
Actualmente,
Birmania, rica en recursos naturales, pero uno de los países más empobrecidos
de Asia, se encuentra paralizada por un régimen militar dictatorial y marginada
por las sanciones impuestas por la comunidad internacional. Aún así,
importantes aliados con intereses en el país, como Singapur, Tailandia, India
y, especialmente China, contribuyen a legitimar el régimen.
Desde el golpe de
estado de 1962, el país mantiene un gobierno totalitario dirigido por una junta
militar caracterizada por su corrupción y brutalidad. Represores de la libertad
de expresión, en 1988 los militares redujeron violentamente las protestas
encabezadas principalmente por estudiantes, a los que se les unieron un buen
número de monjes, y que reclamaban un régimen democrático. Más de tres mil
personas murieron, aunque a los militares no les fue difícil ocultar la
información en aquel tiempo. No pudieron hacer lo mismo en el año 2007, cuando,
a pesar del control de los medios, la suspensión del uso de internet y la
represión informativa, el mundo entero pudo ser testigo de lo que se denominó
“Revolución azafrán”. Los hechos se precipitaron cuando el gobierno anunció,
sin previo aviso, que el precio del combustible subiría un 500%. Esa fue la
chispa para que la empobrecida y crispada población, en esta ocasión encabezada
por los monjes, que son la institución más respetada del país, se echara a la
calle. Tras varios días de protestas, el ejército acabo abriendo fuego contra
los manifestantes para controlar la situación.
Estas son algunas de las imágenes que lograron burlar la censura y dar la vuelta al mundo.
Así es como las
gasta este gobierno. Un gobierno capaz de invalidar unas elecciones
democráticas que dieron la victoria por mayoría a la líder opositora Aung San Suu Kyi (Premio Nobel de la Paz), para
después mantenerla bajo arresto domiciliario durante veinte años sin haber
cometido ningún delito. Un gobierno que no tiene reparo alguno en llevar a cabo
una violación grave y masiva de los derechos humanos, como reclusiones sin
orden judicial, encarcelamientos por motivos políticos, hostigamiento,
amenazas, regímenes de incomunicación, torturas, sometimiento a esclavitud,
licencia para violar o utilización de niños soldado.
Mientras tanto,
los generales se llenan los bolsillos con el dinero proveniente de las
inversiones aliadas, del incipiente turismo, de la prostitución y del
narcotráfico, ya que aquí es importante el cultivo de opio. Esta es la triste
realidad de Myanmar, la nueva forma con la que los generales decidieron llamar
a Birmania hace unos años.
Por nuestra
parte, intentamos que el mínimo de nuestro dinero vaya a parar a las manos de
los militares. La forma de hacerlo es tratar de colarse en todos los lugares
donde haya que pagar una entrada, no viajar en transportes que sean propiedad
del gobierno ni alojarse en sus hoteles, y tratar de comer y dormir en pequeños
negocios particulares.
A pesar de toda
esta lamentable situación y de las penosas circunstancias contra las que deben
luchar los birmanos, hay algo aquí sorprendente y curioso, que nos hace sentir muy bien, mejor que en ningún otro
sitio. Es la facilidad que muestran estas gentes para regalar la mejor de sus
sonrisas, y es que, por lo visto, en este país no existe un cruce de miradas
al que no le siga una enorme y agradable sonrisa. Esta cordialidad engancha.
Tienen un enorme afán de relacionarse, de reír, de sacar todo lo bueno que
llevan dentro y evadir su frustración. Es increíble cómo pueden mantener
semejante actitud teniendo en cuenta lo que les ha tocado vivir. Sucede que a
veces las condiciones más favorables sacan lo peor de las personas, mientras
que las más desfavorables hacen que aflore lo mejor.
Para nosotros, han relegado a los nepalíes al segundo puesto en la clasificación internacional de la simpatía y, mucho nos tememos que nadie va a poder superarlos.
Una curiosidad que llama la atención es
descubrir que casi todos los hombres visten con falda y que las mujeres y los
niños muestran un extraño maquillaje en el rostro. Se trata del tanakha, una
especie de protección solar que también cumple con una función estética. Se
obtiene a partir de la mezcla de agua con la madera molida procedente del árbol
del mismo nombre.
Nuestro primer y
ansiado destino en el país es la región de Bagán. Al llegar alquilamos unas
bicis para desplazarnos al lugar más deseado, a la llanura donde reposan los
asombrosos templos de Bagán.
No es fácil
intentar describir este extraño y fascinante enclave. Puede que sea la obra, llevada a cabo por la mano del
hombre, más impresionante que hayamos contemplado hasta la fecha. Nunca
habíamos visto nada parecido. Se trata de un extenso llano que abarca unos
cuarenta quilómetros cuadrados, del que emergen, por todas partes, antiquísimos
templos de piedra construidos hace nueve siglos y que bullen de historia de
antiguas dinastías.
La primera vez
que se entra en uno de ellos y se asciende a la parte superior para, desde la
altura, observar la inabarcable planicie salpicada por más de cuatro mil de
estas espectaculares construcciones, uno se queda sin habla. Es realmente
emocionante. Se mire a donde se mire, cientos de templos y estupas se elevan
entre la vegetación, unos muy cerca, otros diseminados en la distancia y otros
que marcan los confines del horizonte. Unos pequeños y otros enormes, todos
seducen con el extraño poder de atracción de la piedra antigua. Observamos esta
maravilla encantados por su singular belleza y a la vez aturdidos por ser una
de esas obras mastodónticas en las que se advierte una considerable dosis de
locura. Lo cierto es que tanto por lo uno como por lo otro, éste es uno de
esos pocos lugares verdaderamente especiales que se quedan grabados en la
retina para siempre. Sencillamente indescriptible.
Pasamos dos días
recorriendo en bici muchos de los viejos templos y perdiéndonos entre ellos.
Unos presentan un buen estado de conservación y se hayan restaurados. Otros se
encuentran en ruinas. Al margen del paso del tiempo, un devastador terremoto
causó estragos en la zona hace unos cuantos años.
Es espectacular
ver al sol teñirse de rojo mientras es absorbido por el horizonte, convirtiendo los bellos templos en un surrealista cuadro
compuesto por un sinfín de umbrívolas siluetas fantasmagóricas.
Sin duda, éste ha
sido uno de los lugares más increíbles que hemos visitado durante nuestro
viaje.
Decidimos pasar
unos días en la ciudad de Pakokku, nada turística, pero un lugar ideal para
examinar de cerca la auténtica vida birmana. A ella llegamos hacinados en el remolque de un viejo camión, en el que los locales hacen lo imposible para que nos sintamos cómodos. Un viaje poco confortable pero divertido.
Nos alojamos en un antiguo y austero
hostel, propiedad de la anciana más encantadora que nos hemos encontrado.
Nos trata exageradamente bien, aunque esto empieza a no sorprendernos en las
gentes de por aquí. Habla un perfecto inglés, consecuencia de su infancia bajo
la dominación colonial británica. Es curioso que aquí son los ancianos y no los
jóvenes los que se pueden expresar en inglés.
Pasamos unos días disfrutando de la cordialidad y la generosidad de esta gente tan sencilla, que continuamente nos abre las puertas de sus casas para ofrecernos algo de lo poco que tienen.
El río es el centro de las humildes vidas de muchas de estas familias.
Hemos descubierto
la academia de inglés de Mr Collins, y para empezar a integrarnos, nada como
impartir unas cuantas clases. Él está encantado de que le ahorremos el trabajo,
además, al saber que hay extranjeros en la academia, la gente acude en masa, con lo que gana más dinero. Y sus alumnos felices y muy interesados en
poder dialogar y practicar su inglés con nosotros. A cambio nos invitan a unas
comilonas deliciosas y podemos disfrutar de su compañía y descubrir su cultura
de primera mano.
La única conversación tabú es, evidentemente, la que trate de política. Si les sacamos el tema, se ponen nerviosos, bajan la voz y se limitan a decir no politic. Como no pretendemos
comprometerles y conscientes del riesgo que conlleva para ellos hablar con extranjeros acerca de la
situación política, decidimos no insistir. Temen que algún informador del gobierno pueda estar escuchando y nunca se sabe quién puede ser uno de ellos. Nosotros queremos
saber y ellos necesitan que sepamos, pero aquí reina el silencio, y no un
silencio cualquiera, si no el peor de ellos, ese terrible silencio que delata
el terror, el silencio impuesto, ese que no debería existir.
Se hace difícil concebir un país en el que subyace lo mejor y lo peor de la naturaleza humana.
Ahhhhhhhh! de moment només he mirat les fotos ràpidament, però m'agrada deixar el primer comentari... La foto dels globus és el meu somni, hi vau pujar??? Ah! i això de quedar en suspenssió a les fotos, ja és la vostra marca...
ResponderEliminarPetonets, aquest vespre m'ho llegeixo.
Muaka......Mum
eo Javi esto de las sonrisas no es nuevo para ti.
ResponderEliminarMolt bona gent aquests Birmans, recorden als cubans amb aixo de disfrutar i compartir el poc que tenen. Aixos es donar valor a la vida...
Secon.......babu
Hola macos, quinas ganas tenia de saber de vosaltres... dons no sabiem com estariau, pweo ja veig que molt be. Quina sort, quines coses tsn espectacular que esteu veien, es fascinan aixo dels temples, com ens agradarie, especialment a mi (pepa). Ostras Javi que bien cuentas las cosas, me parece cerrar los ojos y estar viendolo. Recordo perfectament cuand va passar la revolucio dels monjos aqui es van donar algunes noticies pero deuria ser terrible la realitat.ç
ResponderEliminarNosaltres (quina comparacio) marxem a Lisboa la semana que ve pero per mi ja es una aventura despres de tot. Un peto molt fort
Hola hola!
ResponderEliminarQuè guay!
Després d'això, Birmania entra en la llista de futurs destins...
Aquests temples porten mooolts records!;)
M'encanten les fotos de la vora del riu!
Una abraçada enorme!
(((( HOLA MIS TESOROS, cuantos días sin blog, que maravilla saber de vosotros, estáis muy guapos en las fotos, tu Javi no desentonas en ese país como siempre estas sonriendo pareces uno de ellos, Claudia como disfrutas con los niños, hay dos niñas en las fotos que son guapisimas. Impresiona la llanura con tanto templo, si pudieran hablar cuantas historias y batallas contarían. Bueno tener mucho cuidado con las bicicletas y palante viajeros, muchos MUUUUAAAASSSS )))) os quiero
ResponderEliminarTATA
Hola guapos!!!
ResponderEliminarLes fotos son una passada, sobretot les dels temples. La crònica com sempre impressionant, sembla que jo també hi sigui ;)
Petons
Àngels Sala Rius
Hola, ens alegremm molt de saber de vosaltres i veure que esteu tan feliços i tan bé. Què maco lo dels temples m'encantaria veureu algun dia i la gent molt afable. Aquesta vegada heu posat més fotos vostres i sortiu molt bé i es nota que esteu disfrutant.
ResponderEliminarUn petó enorme pels dos i us trobem a faltar!