De Beijing a Shanghai, entre farolillos y bicicletas


Abandonamos el incesante bullicio de la entretenida capital para iniciar la ruta que nos ha de llevar a recorrer China de norte a sur durante dos meses.
Nuestro principal medio de transporte es el tren. Viajamos en, como aquí lo llaman, asiento duro, que es la clase barata. La expresión debe tomarse en toda su plenitud semántica, y su precisión es tal, que evita tener que describir en qué estado llega uno a su destino. Pero es una manera rápida y, sobretodo, económica de desplazarse, además de ser un test ideal para descubrir en qué medida nos afectan nuestros condicionantes culturales y lo complejo de ignorarlos.
Imágenes curiosas se multiplican. Un pasajero que descansa sin zapatos, mostrando sin pudor sus roídos calcetines, pasa el rato cortándose las uñas, que salen disparadas en todas direcciones, algunas de las cuales vuelan rozando la cara del pasajero de enfrente, que ni se inmuta. 
Otro señor se entretiene extrayendo la cera del interior de sus orejas, utilizando una especie de palillo metálico que cuelga de su llavero. Cuando termina, retira la cera con los dedos, hace una pelotilla y la lanza. Con suerte caerá en el suelo. Nadie le presta atención.
Súbitamente, el cuerpo de un hombre asoma reptando por el inmundo suelo desde debajo de unos asientos. Ha estado horas durmiendo ahí. Nadie le da importancia. 
A la hora de comer, envoltorios y restos de comida son lanzados al suelo y arrastrados con los pies bajo los asientos sin ningún tipo de miramiento. 
La atmósfera en los extremos de los vagones, donde se encuentra la zona de fumadores, es asfixiante e invade todo el espacio. Algunas personas ni se molestan en dirigirse allí para fumar.
Un trabajador del tren empuja un carro con una enorme olla sin tapa que contiene algún líquido marrón humeante en el que flotan extraños tropezones y guisantes. Lo pasea por el pasillo, vagón tras vagón, de punta a punta del tren, abriéndose paso a empujones a través de la gente que viaja de pie o tumbada en el suelo, porque aquí se venden billetes sin asiento. 
Descomunales carraspeos, ensordecedores bostezos y algún que otro estruendoso eructo conforman la banda sonora del vagón.
Ante muchos de estos hechos que a nosotros nos revuelven el estómago, la gente muestra una indiferencia absoluta. Son actos normales dentro de su código de conducta social.
Es inevitable preguntarnos si el hecho de haber refinado muchas de nuestras costumbres sociales es algo objetivamente positivo o negativo, porque aquí, de momento, nuestro "refinamiento" sólo nos sirve para pasar malos ratos.
Guarro o maleducado son calificativos que acuden espontáneamente a nuestra boca, probablemente precipitando un juicio consecuencia de condicionantes culturales tan inconscientes como poderosos, que anulan nuestra capacidad de abstracción y de obtener una visión aséptica que nos permita entender estos comportamientos como propios de una conducta simplemente más espontánea, instintiva, y menos acotada que la nuestra.
Al margen de consideraciones psicosociales, la experiencia en el tren no tiene desperdicio. El alboroto es constante, casi todos hablan a gritos y no paran de moverse de un lado a otro del vagón, esquivando a la multitud de personas que viajan de pie en el pasillo o sentados sobre papeles de periódico o pequeños taburetes plegables que se venden en las estaciones. 
Dormir es imposible, y no sólo por la incomodidad de los asientos. Por la noche no se apagan las luces del vagón ni la horrible música. Además, a cualquier hora de la madrugada aparece un empleado del tren dando voces o soplando un silbato mientras vende termómetros que se iluminan, cinturones de marca falsificados o juguetes que emiten luces multicolor. 
La pregunta es: ¿Quién va a comprar un yo-yo luminoso a las cuatro de la madrugada dentro de un tren? En España sería un negocio ruinoso, pero aquí funciona, y de qué manera. Lo compran todo, y si brilla o hace luces, más. 
Decía Marx que la fase final del capitalismo era el comunismo. Aquí parece todo lo contrario.

La primera provincia que visitamos es Shandong, lugar de nacimiento de Confucio. Nos detenemos en la ciudad de Jin’an, próspera y repleta de contrastes, con espectaculares y modernos rascacielos y nauseabundos e insalubres mercados de carne, y, cómo no, superpoblada. El motivo de detenernos aquí es poder desplazarnos a la antiquísima y pequeña aldea de Zhujiiayu, formada por casas construidas con ladrillos de adobe y caminos de piedra.




Trabajando el algodón.

 
Comida típica: hilos de patata con pollo y jengibre,
verduras variadas, y pepino con salsa de cacahuete
La siguiente parada es la ciudad de Tai’an, lugar de inicio del ascenso al mítico monte Tai Shan.  Aquí descansamos y reponemos fuerzas antes de iniciar la caminata.

Preparando unos fideos muy caseros.

El delicioso resultado final.

El Tai Shan es la montaña taoísta más venerada del país, con una antigua tradición de culto y peregrinaje. El ascenso de los 6.600 escalones que conducen a la cima es extenuante. El camino está flanqueado por antiguos e interesantes templos y, desgraciadamente, por multitud de tiendas de souvenirs que estropean la espiritualidad del lugar, pero aquí se explota todo y el negocio es lo primero. Montamos la tienda en la cumbre, donde nos disponemos a pasar la fría noche para poder contemplar el famoso y místico amanecer del Tai-Shan, pero a las tres de la madrugada nos despiertan unas voces. De repente estamos rodeados por una marabunta de chinos que han salido de debajo de las piedras. Aún así, el amanecer es realmente mágico desde aquí.



En China se han desarrollado tres religiones mayoritarias: el confucionismo, que es una filosofía elaborada por Confucio centrada en la forma en la que deben plantearse las relaciones humanas para alcanzar el bien común; el taoísmo, fundado por Lao Tse, cuyo núcleo es el tao, motor del universo, espíritu inagotable y modo en que la gente debe ordenar su vida; el budismo, fundado en la India por Siddharta Gautama, que gira entorno a la idea de que la existencia es sufrimiento causado por el deseo, cuya liberación se produce alcanzando el nirvana.
Estas tres religiones se han ido entrelazando hasta formar una única religión popular. 
También encontramos comunidades musulmanas y cristianas. 
Con la revolución cultural de Mao, se asesinaron monjes o se les envió a campos de trabajo forzado, se destruyeron templos y se cerraron monasterios. Las viejas creencias debían eliminarse a toda costa. Actualmente el gobierno comunista profesa el ateísmo y considera la religión como una superstición, aunque permite la libertad de culto. Aún así, sólo los ateos pueden ser miembros del Partido Comunista de China.

Iconografía taoísta.

Curiosamente, por primera vez en nuestras vidas, llevamos casi dos meses sin ver el mar.
Volvemos a sentir el olor y el frescor de la brisa marina en Qingdao, ciudad costera bañada por aguas del mar Amarillo que se yergue frente a las costas de Corea del Sur. Hace poco más de un siglo, los chinos se vieron obligados a ceder la ciudad a los alemanes tras el asesinato de dos misioneros bávaros. Gran parte de su legado arquitectónico permanece intacto, lo que confiere a la ciudad un encanto diferente y extraño. Aquí degustamos la mejor cerveza de China, la de la fábrica Tsingtao, fundada hace más de cien años durante la concesión alemana. Acompañada de unas frescas almejas del Mar Amarillo sabe a gloria.
Abandonamos el mar y regresamos a regiones interiores.
Alcanzamos la provincia de Shanxi para deleitarnos con las fantásticas imágenes que se suceden constantemente mientras paseamos por las adoquinadas callejuelas del magnífico pueblo amurallado de Pingyao. La China de nuestro imaginario es real y toma toda su forma aquí. Admiramos encantados las antiguas construcciones de ladrillo gris que contrastan con el rojo de los incontables farolillos que penden de las viejas y preciosas fachadas de madera. Cientos de bicicletas circulan temblando sobre el irregular firme. Los ancianos toman el fresco en los soportales mientras grupos de hombres juegan a las cartas o al mahjong en cualquier esquina. Otros tratan de vender comida o recuerdos a los turistas que invaden las calles principales. Afortunadamente los estrechos callejones están desiertos y no nos cansamos de deambular sin rumbo por ellos.

















Fideos con soja y tofu, típicos de Pingyao.

Continuamos recorriendo cientos de quilómetros hacia el sur, en esta ocasión con destino Xi’an, en la provincia de Shaanxi, que durante algún tiempo fue punto de inicio y final de la ruta de la seda.


Las afueras de esta ciudad ofrecen la impactante e insólita imagen de los Guerreros de Terracota. Se trata de un ejercito subterráneo formado por miles de soldados de piedra a tamaño real en formación de combate. Han estado custodiando la tumba del emperador Qin Shi Huang durante más de dos mil años, hasta que fueron descubiertos en 1974 por unos campesinos que cavaban un pozo. Las expresiones de los rostros, los peinados, las armaduras y hasta los calzados, son diferentes en todas los guerreros. Es una locura. 


El barrio musulmán de la ciudad, perteneciente a la comunidad Hui, es más que interesante, sobretodo hay que experimentar el bullicioso trasiego de su estimulante mercado de comida.








Hoy toca coger un terrorífico tren que, durante veinte horas y más de mil quinientos quilómetros, nos llevará a Shanghai.
Que pase el trance rápido y a divertirse en la gran ciudad.

Adéu!


5 comentarios:

  1. Carai! Sí que esteu pujant a trens!!! Mira que pensava que els xinos eren molt educats i tenien molts bons modals (almenys els que veig per Barcelona)però ja veig que els de Xina no gaire. La foto de l'alba és preciosa i es detecta una pau.
    Cuideuvos molt i espero que disfruteu a Shanghai i ja ens expliqueu més coses.

    Molts petons des de barna.

    Oriol i Natàlia.

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  2. ““ HOLA Trotamundos,cuantos dias sin saber de vosotros teneis buen aspecto,
    veo que comeis bien, comida normal y no bichos. Yo aqui estirada en el sofa y viajando por el mundo a traves de vuestros ojos es una maravilla, bueno cuidaros mucho y seguir disfrutando de la aventura BESOTES MUY FUERTES””

    TATA

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  3. !!!!! Ultima Hora, MALAGA 0 MADRID 4
    BAÇA 0 SEVILLA 0 el Madrid lider,
    Javi esta contento y Claudia otra vez sera.

    TATA.

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  4. Hola guapos,
    Per aqui tot d'alló més normal (encara que he tingut alguna mogudeta de feina....).
    Ja veig que esteu al cas de que el Realisimo es lider, però per poc.
    El primer penalti que li xiulen al Barça en temps de descompte i Messi falla. Els deus no son infalibles.
    La Pepa ja us té al corrent de la nostra aburrida vida en comparació a la vostra.
    He vist les fotos, el Javi està molt guapo, sembla que li senta bé el tour. Claudia tu també però una miqueta més prima. Potser hauria de acompanyar-vos un tros, a veure si perdo uns quants kilets.
    Molts petons. us anem seguint. Fins aviat !!!!!
    Força barça !!!!
    Esther P.

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  5. Ostres! com sempre esmaperduda amb les fotografies i amb els coses que expliqueu...

    I la comunicació amb els xinesos? després del que ja heu fet... millor o pitjor?

    L'alba maca, freda com la de Bromo?

    Us trobo a faltar...

    Una abraçada!

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