La
República de Altai, situada al sur de Siberia, limita con Kazajstán, China y
Mongolia.
Nos quedamos en Altai más tiempo del que en principio teníamos pensado, tras renegociar el precio de la habitación con Oleg, el dueño del hotel, durante una noche de borrachera. Nos rebajó un 50%. ¡Viva el vodka!
Durante días, caminamos y caminamos alrededor del lago.
Abandonamos Altai con el espíritu renovado y nos dirigimos a Novosibirsk con Jurriaan, Alex y su coche alquilado.
Ocupa un vasto territorio repleto de
profundos lagos y frondosas montañas.
Aquí la naturaleza lo protagoniza todo y se
muestra esplendorosa.
El pequeño pueblo de Artibash, a orillas del
lago Teletskoe, es el lugar idóneo para disfrutar de la calma absoluta. Aquí,
verdaderamente, se puede escuchar el silencio.
Las vistas desde nuestra habitación son privilegiadas |
El recibimiento pirotécnico con el que nos
obsequió esta pequeña villa a nuestra llegada fue, sin duda, la experiencia más
asombrosa de nuestro viaje.
Tras cenar un sabroso pescado del lago en el
pequeño y acogedor restaurante de Irina e iluminados tan sólo por la luz de las
estrellas de un cielo sobrecogedor, recorríamos a pie el escaso kilómetro que
separa el restaurante de nuestro alojamiento. Tratando de no chocar contra
alguna vaca y sin poder apartar la mirada de las estrellas, observamos como,
súbitamente, el cielo se iluminó mientras algo similar a una bola de luz lo
surcaba velozmente dejando tras de sí una brillante estela luminosa cuyo
resplandor siguió siendo visible durante varios minutos.
Impresionados, tratamos de dar una
explicación a lo que habíamos presenciado. Quizás un cometa, aunque sería muy
raro, o una estrella fugaz enorme. No supimos resolver la duda, cosas del cielo
de Siberia.
Dos días más tarde, en el mismo pueblo, conocimos a Jurriaan, un periodista y
fotógrafo holandés especializado en viajes, y a su amigo Alex, un empresario
ruso afincado en Amsterdam. Volvíamos a
tener traductor!
Alex nos explicó que los habitantes de
Artibash le comentaron que habían encontrado en Altai los restos de un cohete
ruso lanzado unos días antes desde su base de la Agencia Espacial en Kazajstán,
y que habían caído cerca de nuestra posición. Al parecer es algo que ocurre con
cierta frecuencia en esta zona debido a la cercanía de la base. Así logramos
entender qué era lo que produjo aquella misteriosa luz y por qué habíamos
estado viendo un helicóptero sobrevolando la zona.
Que suerte, estar mirando el cielo justo en
el momento en el un pedazo de basura espacial atraviesa la atmósfera.
En Altai hemos conocido el placer del baño
ruso (Banya). Se trata de una sauna a alta temperatura combinada con baños de agua
fría o en invierno directamente nieve y golpes por todo el cuerpo con ramas de
abedul.
También nos hemos deleitado con la suculenta
gastronomía típica en el restaurante de Irina, en quien, ante la imposibilidad
de una comunicación efectiva, delegamos totalmente para que decidiera por
nosotros. Acertó siempre, ¡qué gran cocinera! Y ella lo sabe, por qué los platos
quedaban como una patena.
Butifarras muy caseras con puré |
Borshch: sopa de remolacha Manty: bolas de pasta rellenas de carne de oveja y cebolla (plato uzbeco) |
Salmón cubierto con queso, champiñones y tomate. |
Pescado del lago Teletskoe |
Zhorkayepa damashnimu: guiso de carne con patatas, champiñones y verduras preparado en una olla de barro. Condimentado, como muchos platos rusos, con dill (eneldo) y sour cream (crema agria). |
Nos quedamos en Altai más tiempo del que en principio teníamos pensado, tras renegociar el precio de la habitación con Oleg, el dueño del hotel, durante una noche de borrachera. Nos rebajó un 50%. ¡Viva el vodka!
Durante días, caminamos y caminamos alrededor del lago.
Hace mucho frío... |
Sí, es FueT de ca'nostre! |
Abandonamos Altai con el espíritu renovado y nos dirigimos a Novosibirsk con Jurriaan, Alex y su coche alquilado.
Nuestro próximo destino será Irkutsk, a pocos kilómetros del gran lago Baikal, después de 28 horas de tren, acompañados permanentemente por el infinito paisaje que conforman la taiga y la tundra siberianas.
Volvemos a viajar en plaskart o clase dura, compartiendo el tiempo y todo lo que podemos con Vladimir y Jamshio, ruso y uzbeco respectivamente. En esta ocasión, no tenemos la suerte de encontrarnos con alguien que hable inglés, con lo que la comunicación no es muy fluida, aunque no deja de ser interesante y divertido tratar de entendernos.
Canutillos rellenos de dulce de leche |
Una vez en Irkutsk, toca buscar la manera de llegar hasta el lago Baikal.
!!!!! Turistas que bueno el fuet de casa, y que buena pinta tiene la comida de Irina. Ni cometa ni estrella fugaz teneis la suerte de ver como cae la basura del espacio sois unicos, menudos paisajes que vistas y como sempre haciendo amigos. Ya veo que funciona el Vozka para negociar sois buenos negociadores que listos, segir con la ruta y disfrutar ABRAZOSSSSSSS.
ResponderEliminarhola wapus!!
ResponderEliminarveig que està anant molt be tot!!!
les fotos son impresionants!!
feu uns vrindis de vozka pensant en nosatres vale!!
un besituu molt gran!!
Esperant la pròxima entrada!!
No tiréis más cohetes, no alimentéis la fama de que los españoles siempre la liamos!
ResponderEliminarMe alegro que todo os vaya bien, racionar el fuet que cuando se acabe no encontraréis nada parecido en todo Asia.
Un abrazo!
Ñam, Ñam, Ñam!
ResponderEliminarMe'n alegro!
Fins la pròxima!
Que maco tot!!!!! Quina enveja!!! M'alegro que esteu disfrutant tant!!!!!
ResponderEliminarAhir vaig estar amb la Marta i la Amparo i els hi vaig estar explicant per on paraves....
Jo marxo dijous 15 cap a Tanzania!!! ja t'enviare mails o potser intento fer un blog!!! jajajajja
I... ja tinc les fotos de la boda... fare un picasa o algo a ixi... Claudia estas preciosa en moltes de elles!!!!!
Petonets als dos
Nois quina passada de viatge,quina envejaaaaaa!!!Ke disfruteu moltissim y comeros el mundo.
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