Información trekking en Nepal

Nepal, país cumbre para todo montañero, ofrece todo tipo de trekkings y senderismo adaptado a las capacidades individuales.  Antes de partir, es importante asegurarse de la fecha en que se va a desarrollar el trekking. Las mejores épocas para hacerlo son entre octubre y mediados de diciembre y, desde marzo a mediados de mayo. Aunque son los momentos en que hay más turismo y los trekkings pueden parecer una peregrinación. Nosotros hicimos uno en diciembre, no había casi turistas y el tiempo fue perfecto, durante el día hubo sol y total visibilidad pero por las noches bastante frío.  En enero y febrero el tiempo es muy frío y hay que cerciorarse bien de la posibilidad de nieve. Junio, julio y sobretodo agosto, es la época de los monzones y puedes encontrarte con lluvias diarias y caminos embarrados.
Para la mayoría de trekkings, no es necesario ir con guía pero hay que tener en cuenta que  son importantes porque tienen preferencia a la hora de conseguir alojamiento, así que si se va sin guía en temporada alta, uno puede acabar durmiendo en el suelo de cualquier cocina.  Nosotros cogimos un guía y un porteador porque íbamos con mi madre y ella prefería tenerlo todo asegurado. 


A continuación os dejamos diferentes opciones de trekking:


RURA TEA HOUSE:
Si se tienen 5-6 días, uno puede hacer el recorrido por la falda del Anapurna. El recorrido es llamado Tea house o ruta panorámica. Es una ruta de nivel de iniciación, fácilmente llevada a cabo por cualquiera que esté bien físicamente. No es necesario contratar guía ya que hay muchísima gente haciéndola que te guían y vas encontrando muchos alojamientos en el camino.
Día 1: Pokara – Nayapul en bus público (150rup)o taxi (1300-1500 rup).  Caminar de Nayapul  a Tikedhunga y dormir en ésta.
Día 2: Tikedunga – Ghorepani (recomiendo un tea house llamado hungry eye)
Día 3: Ghorepani – Poonn hill (para ver amanecer). Y caminar de Gorepani – Tadapani
Día 4: Si quieres acortar la ruta a 5 días. Puedes empezar a bajar hacia Gandruk y después  Nayapul. O desviarte hacia Jinu que tiene unas fuentes termales naturales.
Día 5: Jinu – Tolka
Día 6: Tolka – Pedi  donde se coge un taxi hacia Pokara.
** Estas etapas son fácilmente acortables si uno está acostumbrado a andar. 

RUTA SANTUARIO DEL ANAPURNA
El cuarto día de la ruta anterior, uno se puede desviar hacia Chhomrong para llegar al campamento base.  Se necesitan 2 días para llegar (incluída la aclimatación) y dos para bajar. (Normalmente se duerme en los pueblos de Bambo y Deurali)
Desde Chhomrong, en una jornada larga, uno puede llegar a Nayapul pasando por Kimiche y Saulibazar.




CAMPAMENTO BASE EVEREST
Para evitar coger vuelos internos en Nepal, hay que empezar la ruta y terminarla en Jiri.  Calcular que se necesitan unos 25 días de trekking para hacer la ruta completa sin coger aviones. (de Jiri a Lukla se necesitan unos 4-5 en los que vas ascendiendo y descendiendo valles. El camino es muy bonito). El vuelo de Kathmandú a Lukla tiene un precio de 120-140 dolares ida, de Lukla al campo base del Everest, necesitas 12 días para ir y volver.
Es una ruta muy transitada y turística por lo que es difícil perderse. Igual que el santuario del Anapurna, si a uno no le importa dormir en el  comedor o donde sea, no es necesario llevar guía. Únicamente tener cuidado si se quiere hacer el Chola pas desde Gokyo a el campo base del Everest, ya que es un punto en el que uno se puede perder. Cuando ves el paso, parece imposible de realizar por la pendiente, pero a medida que te vas acercando va apareciendo un camino entre rocas. No hay que coger el camino hacia la izquierda muy marcado ya que va a otro campamento base. 

En Nepal, como en casa




LA LLEGADA
La obstinada monotonía azul con la que el horizonte nos ha estado aburriendo durante horas, se ve súbitamente truncada por la abrupta aparición de lejanas y enormes montañas que lucen un blanco inmaculado.
A través de la ventana del avión que nos dirige a Nepal, contemplamos como, a medida que nos acercamos, los escarpados picos adquieren un tamaño descomunal y un aspecto imponente.
Las sobrecogedoras y colosales montañas de la cordillera del Himalaya nos dan su abrumadora bienvenida.


 EL HOGAR
Nuestro lugar de residencia durante los próximos meses se encuentra situado en el distrito rural de Duwakot, cercano a la antigua ciudad de Bhaktapur, donde una encantadora familia nos ha alquilado una modesta habitación en su casa, cercana al orfanato donde desarrollaremos nuestro proyecto de cooperación. El precio del alquiler asciende a 28 euros mensuales, una cifra más que irrisoria, teniendo en cuenta que nos brindan la exclusiva e impagable oportunidad de convivir con ellos y sumergirnos en su realidad de una forma insólitamente cercana y directa.
Nuestra pequeña estancia se compone de una durísima cama, un viejo e incómodo sofá y un desconchado armario metálico. De las paredes penden retratos familiares y dibujos iconográficos que muestran representaciones de ornamentadas deidades hindúes.
Pero este espartano habitáculo esconde un lujo sin igual en forma de dos ventanas mágicas. Desde una contemplamos como el sol se despereza tras las montañas, obsequiándonos con unos despertares maravillosos, y desde la otra observamos el espectral aspecto que presenta el valle cuando la niebla matinal lo cubre con su denso manto, rasgado tan solo por las copas de los árboles y por los tejados de las casas más altas.



Nuestro despertador es el tañido de las pequeñas campanas que la gente hace sonar en el momento de realizar sus rezos matutinos.
Todos los miembros de la familia duermen en la misma habitación, en la que también está la cocina, como en la mayoría de casas. Así que, cada mañana, como intrusos, nos colamos en su dormitorio-cocina para preparar un té bien caliente que tomamos juntos. También ellos invaden nuestra habitación sin reparo. En Nepal, el concepto de intimidad se entiende de forma totalmente diferente, pero es algo inherente a su cultura y ya nos hemos acostumbrado.



Aquí, rodeados de campos, vacas sagradas y humildes viviendas, dejaremos atrás el agotador trasiego de los últimos meses. Y aquí, escoltados permanentemente por los nevados picos del Himalaya, que muestran su espectacular estampa en el horizonte, trataremos de poner un pequeño grano de azúcar en las difíciles vidas de los niños.

 LA FAMILIA
Sentirnos como en casa cuando estamos tan lejos y donde todo es tan distinto se antojaba, cuanto menos, complicado. Pero, gracias a esta familia, ha resultado no serlo en absoluto. El trato que nos están dispensando desde el primer día, está siendo tan cordial, atento y generoso, que hace que las evidentes carencias del lugar, no supongan ningún contratiempo, y, aunque no hemos venido aquí a vivir rodeados de comodidades, no echarlas de menos es toda una suerte.
A falta de nuestras madres, Daia es lo más parecido a ellas que hemos tenido en los últimos meses. Siempre preocupada por nuestro  bienestar, nos ha facilitado nuestra adaptación y nos está haciendo sentir verdaderamente cómodos. Además es una gran cocinera, algo que aquí, dada nuestra aburrida dieta en el orfanato (arroz blanco con acelgas y caldo de lentejas, día y noche) es de agradecer. De tanto en tanto prepara alguna cena especial que devoramos como fieras.
 Raskuma, su marido, es igual de amable y generoso, aunque no pasa muchos días seguidos en casa, debido a su trabajo para la armada nepalí. 
Dibia, la hija mayor, tiene trece años y habla inglés, con lo que los problemas de comunicación quedan resueltos. A pesar de ello, tratamos de desenvolvernos en nepalí, aunque, de momento, a un nivel muy básico.



Iunic es el pequeño, tiene ocho años y nos espera cada noche para jugar un rato a cualquier cosa, el problema es que es exageradamente tramposo.
Podemos decir que a lo largo de nuestro viaje nos está acompañando la suerte, pero, sin duda, una de las mayores ha sido encontrarlos a ellos.


 EL ORFANATO
A pocos minutos de nuestra casa y descendiendo un irregular camino de tierra flanqueado por cultivos y algunas viviendas, encontramos el Orphan children Rescue Center, el orfanato en el que estamos cooperando como voluntarios para la Fundación Privada Okume AZ. Se trata de un austero edificio color cemento compuesto por tres plantas y un huerto del que extraen las verduras con las que se alimentan los veinte niños que aquí conviven. Sus edades abarcan entre los cinco y los dieciséis años. Las condiciones del lugar son bastante precarias . No disponen de agua caliente, algo que en el invierno nepalí es realmente duro, algunas de las instalaciones se encuentran en un estado lamentable, la higiene es escasa, la alimentación es pobre (comen arroz con verduras y caldo de lentejas dos veces al día, dos o tres veces al mes ingieren carne o algún huevo y algún día comen alguna fruta), etc.



Los veinte niños son geniales, sin duda, son lo mejor de esta nueva experiencia. Nos han recibido con mucho afecto y nos encanta estar con ellos, aunque son agotadores, sobre todo los pequeños.  Son increíblemente alegres y cariñosos, lo que contrasta con sus tristes y, en muchos casos, dramáticas historias.






Nuestro proyecto abarca varios frentes y nuestras energías están dirigidas a tratar de solventar cuestiones referentes a carencias de varios tipos como alimentación, educación, ropa, material escolar, instalaciones, etc.





DUWAKOT Y SU GENTE
Situado a escasos quilómetros de la ciudad de Bhaktapur, Duwacot es un área rural y, como casi todo en Nepal, muy humilde, no en vano nos encontramos en uno de los países más pobres del mundo.
Una única y maltrecha carretera es su principal vía de comunicación, y se encuentra flanqueada por pequeños y adustos comercios. Por ella circulan los destartalados y abarrotados buses que van y vienen de Kathmandu, la capital del país, que se encuentra a unos quince quilómetros. 




 Lo demás son infinitos caminos de arena y piedra que se pierden entre los campos. Encontramos pequeños templos por todas partes. Viejas y austeras viviendas de ladrillo o adobe, contrastan con otras más nuevas que llaman la atención por su tamaño y llamativos colores. Aquí, muchos pobres y algunos pocos adinerados, comparten vecindario. El resto son vacas, cabras, gallinas y perros que campan por doquier.
El tiempo pasa despacio. Los ancianos se tumban al sol frente a las puertas de sus casas o en los tejados y dejan pasar las horas.  









Sin duda, en Nepal, hemos encontrado a la gente más simpática y risueña desde que empezamos nuestra aventura hace más de cuatro meses. Ya son muchas las casas en las que hemos sido invitados al típico y dulcísimo té con leche con el que los locales honran a los visitantes. El té, elemento importante en la cultura nepalí, está presente a todas horas y en todas partes.
En Duwakot, no están demasiado acostumbrados a ver extranjeros, así que la sonrisa está más que asegurada, al igual que el solemne Namaste! con el que nos saludan. 







 








 BHAKTAPUR
Situada en el Valle de Kathmandu, Bhaktapur es una preciosa ciudad histórica y un importante centro religioso. Repleta de antiguos templos y pagodas, se trata de uno de los principales centros turísticos del país. 
Desde nuestra casa, llegamos a ella en un paseo de treita minutos. Es necesario pagar entrada para visitarla, pero, por supuesto, nuestra familia ya nos ha revelado el truco para entrar callejeando y evitando el pago.
















 NOSOTROS
Continuamos encantados con nuestra singladura y seguimos dispuestos a exprimir esta nueva etapa con la ilusión intacta, dando gracias cada día por tener la inconmensurable fortuna de poder vivir como vivimos.


Información práctica de China

Algunos consejos...

  •         Evitar viajar a China durante la primera semana de Octubre, ya que los locales celebran la fiesta nacional y es IMPOSIBLE moverte por el país (lo comprobamos). Te quedas bloqueado y además todo es más caro.
  •          Llevar carné de estudiante. Te hacen descuentos en todos los puntos turísticos. En muchos sitios, aunque no seas estudiante y no tengas la edad para serlo, enseñas un carné con foto y te hacen el descuento igualmente. Los parques nacionales, templos, pueblos antiguos y cualquier cosa que requiera entrada en China son increíblemente caros (por ejemplo 30 euros para entrar a un parque nacional). 
  •      Si no sales de las rutas más turísticas, los chinos siempre querrán cobrarte de más. Hay que estar preparado para regatear. Nosotros intentamos visitar algunos puntos no turísticos y tuvimos problemas para encontrar alojamiento barato. Encontrábamos muchos hostales pero no aceptaban turistas, nos decían que fuéramos a los hoteles grandes y caros.
  •           Disfrutar de la comida china, sobretodo en el sur, regiones como Sichuan y Yunnan. En todos los restaurantes locales la comida te puede salir muy barata pero hay barrera idiomática y es difícil pedir. Es bueno comprobar siempre las cuentas. Una muy buena opción es ir a los restaurantes de los musulmanes chinos, donde hacen arroces y fideos de toda clase buenísimos. Los podéis identificar ya que todos tienen la carta colgada en la pared con fotos y precios. Tienes platos por 8-15 yuanes.
Chuleta para comer en la región de Sichuan

  •     Si viajas en tercera clase de los trenes, puedes hacer recorridos muy largos a precios bajos. Si eres capaz de aguantar el recorrido de pie, los precios aún son más bajos. Si viajas sin ruta planeada, te puede pasar como a nosotros, que muchos días te quedas sin sitio en el tren y tienes que viajar de pie. A veces, tienes suerte y aunque no tengas asiento, puede haber plazas libres y puedes sentarte. Es una ruleta! Los suelos de tercera clase no son hábiles para apoyarse, están muy sucios y por los pasillos continuamente pasan carros por lo que uno no piense que podrá ir tranquilamente tumbado o sentado en el suelo.
  •           Para vuelos internos en China, una muy buena opción es:  www.elong.net
  •          El alojamiento en China suele estar alrededor de 5 euros por persona en dormitorios compartidos, muchas veces son más económicos si los coges por internet en páginas como hostelworld o hostelbookers (ésta última sin comisión pero con menos oferta).
  •        Para todo amante de la montaña, China no es el país para disfrutarla aunque tiene lugares realmente preciosos. Todas las montañas y parques están habilitados para que los chinos a los que no les gusta caminar mucho, puedan acceder a ellos. Todas tienen sus caminos adoquinados y  sus respectivos teleféricos y  autobuses. Habrá que resignarse en ascender los miles de escalones que adecuaron antaño para disfrutar de sus espectaculares cumbres.


Nuestras opciones preferidas:

  •           Perderse por los hutongs (callejuelas antiguas) de Beijing y visitar la gran muralla. La parte de Badalin es la mejor restaurada pero también es la más visitada. Además, el precio es bastante elevado. Hay partes de la muralla que no están tan restauradas y puedes visitarlas casi solo. Nosotros fuimos con transporte local (2 buses) hasta Huaihua.
  •         Probar el pato pequinés en Beijing y otros sorprendentes platos típicos chinos siempre cocinados con sabrosas verduras.
  •       Asombrarse con los espectaculares paisajes de los lagos de colores del parque nacional de Jiuzhaigou (provincia de Sichuan). La entrada es cara y es válida tan sólo por un día. Está prohibido pernoctar en el interior aunque nosotros dormimos en una aldea tibetana del parque y no tuvimos problemas. Además de la entrada, te hacen pagar un ticket válido para desplazarte en bus por el interior ya que las distancias son largas. El ticket es caro y no lo compramos. Nos colamos en todos los buses sin problema.   ¿Cómo llegar? desde la ciudad de Chengdu, hay un bus local que tarda 10h y sólo sale por la mañana. Lo malo de visitar este parque es que pierdes 2 días en transporte entre ir y volver.
  •      Disfrutar de algún amanecer en la cumbre de algún monte místico. Los alojamientos en las cumbres de las montañas son caros así que nosotros llevábamos nuestra tienda de campaña. Atentos al frío.
  •        Ascensión al  Emei Shan. Si tienes tiempo, hacerla desde la base. Puedes hacerla en 2-3 días y bajar en autobús el último día. Es factible dormir en templos budistas a precios razonables (4-5euros) por el camino. Atentos a los monos que pueden atacar, mejor ir con un palo para asustarlos, no es ninguna broma.  ¿Cómo llegar? Desde Chengdu, con un autobús local hasta Baoguo. Nosotros aprovechamos el trayecto para ir de Chengdu a Leshan donde puedes visitar un buda enorme esculpido en roca y desde allí compartimos una pickup hasta Baoguo. En Baoguo hay muchísimos hostels, nosotros nos alojamos en Teddy bear hotel. La comida del hostal es impresionante. 
  •          El parque nacional de Wulingyuan , escenario de la película Avatar es caro pero impresionante. Hay diferentes alojamientos dentro del parque, nosotros nos alojamos en el ZhangJiaJie-YuanJiaJie youth hostel porque no sabíamos que había más. Nuestra experiencia no fue positiva pero vale la pena dormir dentro del parque para aprovechar la entrada. Aunque sea un poco caro, coger el teleférico ya que te permite ver las rocas desde altura y es espectacular.  ¿Cómo llegar? El tren llega a la ciudad de Wulingyuan, desde la estación hay que coger un taxi para llegar al centro donde te puedes alojar y dejar las mochilas en  Zhongtian International Youth Hostel . Ellos os facilitaran toda la información del parque.
  •        Ruta en bici por los alrededores de Yangshuo. No es necesario coger el barco, te piden precios elevados y no ves nada que no veas desde la ribera. No os olvidéis de probar el hot pot en los restaurantes locales.
  •     Senderismo entre los bancales de arroz de Pignan.  ¿Cómo llegar?  se llega fácilmente desde Yangshuo con un bus turístico directo, sale más económico que si viajas en los autobuses públicos.
  •         Senderismo por la ruta cercana a la ciudad de Lijian (provincia de Yunan) que discurre por la garganta del Salto del tigre. Puedes dormir y comer en hostels locales por el camino. Si tenéis tiempo, la ruta termina en el pueblo de Shagrila.
  •           Nuestra eterna discusión: visitar los guerreros de terracota en Xian o no. Finalmente lo hicimos, resulta interesante pero no imprescindible. Up to you!
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Donde los colores hipnotizan

Nos dirigimos a nuestro último destino en la provincia de Sichuan. Tras diez horas de bus desde Chengdu, llegamos a la Reserva Natural de Jiuzhaigou, donde tenemos la intención de descubrir las maravillas naturales que ofrece este espectacular entorno.
Seguimos haciendo camino con el entrañable London, que, aunque es californiano, habla un más que aceptable castellano, ya que su padre es argentino.
Una vez dentro del parque y previo pago de una exorbitante entrada, caminamos plácidamente durante horas, disfrutando del paisaje y del silencio. Seguimos un arbolado sendero que nos permite observar como el otoño convierte este lugar en un esplendoroso espectáculo visual.



Súbitamente aparece ante nosotros una impresionante laguna. A medida que avanzamos, seguimos observando nuevos lagos cuya belleza nos cautiva profundamente . Los diferentes materiales que componen su fondo y las variaciones de profundidad, provocan que los colores que exhiben estas aguas sean sencillamente fascinantes. Parece una creación artificial, pero aquí la naturaleza es verdaderamente prodigiosa y ha decidido llevar a cabo su particular derroche de imaginación. 





Está prohibido pernoctar en el interior de la reserva, pero queremos pasar otro día disfrutando de éste lugar único y, por supuesto, no pensamos volver a pagar otra entrada, así que nos dirigimos a una de las pocas aldeas tibetanas situadas en el valle para tratar de solicitar alojamiento. La pequeña villa está repleta de multicolores banderas Bön, estupas y ruedas de oración.

Preguntamos a la primera mujer que encontramos, con quien, después de un rato tratando de entendernos, acordamos dormir en una de las habitaciones de su casa por cincuenta yuanes (unos seis euros) por persona.
El interior de la vivienda es precioso, muestra una decoración típicamente tibetana, muy colorida y repleta de iconografía budista.

   


Dispone de unas cuantas habitaciones, que parecen estar preparadas para ofrecer alojamiento. Tenemos la impresión de que se trata de algo parecido a una hospedería, quizás para alojar trabajadores del parque y a huéspedes clandestinos como nosotros. Mejor no preguntar.
Nuestra generosa anfitriona nos invita a cenar tortitas rellenas de ajos tiernos y otros ingredientes inidentificables. Pican sobremanera, pero no podemos hacer el feo, así que escupiendo fuego, degustamos la casera exquisitez tibetana. Aún así, nos viene muy bien para sobrellevar el desgarrador frío de la montaña. Más tarde y bien arropados con mantas que, sorprendentemente, tienen calefacción eléctrica, jugamos unas emocionantes partidas de uno y nos vamos a dormir.
Al día siguiente nos saluda un sol radiante y continuamos disfrutando del espectáculo natural.
Seguimos contemplando enormes montañas, nevados bosques que albergan miles de  altísimos árboles y por todas partes agua. Agua que convierte este entorno en un espectáculo insólito, formando impresionantes cascadas, inverosímiles lagos multicolor y extraños ríos desde cuyo interior emergen sorprendentes árboles.
Sin duda, ha merecido la pena llegar hasta aquí. 










Tras otras tantas horas de bus, regresamos a Chengdu, donde pasamos la última noche con London. Aquí se separan nuestros caminos, ojalá algún día vuelvan a encontrarse, ya que ha sido un gran placer compartir estos días con él. Es una gran persona.
Por la mañana volamos a la ciudad de Lijiang, en la provincia de Yunnan. Se trata de un precioso lugar formado por bonitas y antiguas casas de madera, calles empedradas y canales de agua que rumorean por doquier. Desgraciadamente y como sucede siempre en estos sitios, las calles se encuentran abarrotadas de turistas y repletas de negocios enfocados a los visitantes, con lo que gran parte del encanto se pierde entre la multitud.








De todas formas, la razón de haber llegado hasta aquí, no es otra que realizar el trekking mediante el cual descubriremos uno de los cañones más profundos y espectaculares del mundo. Se trata de la Garganta del Salto del Tigre que, desde las aguas del río Jinsha, se eleva bruscamente a 3900 metros.
Empezamos a caminar acompañados de Holly, una chica australiana que viajaba en nuestro avión y que ha decidido acompañarnos.
La caminata, que se inicia paralela al caudaloso río, es algo dura en las dos primeras horas de ascenso, y se convierte luego en un asequible y tranquilo camino que recorre un escenario sencillamente sublime. Mirar hacia abajo y ver el diminuto tamaño que ahora presenta el río impresiona, pero lo que es verdaderamente sobrecogedor es el imponente y colosal aspecto de las enormes montañas que se elevan frente a nosotros.






Mientras descansamos, nos encontramos con Ramón y Harry, español e inglés respectivamente, que están siguiendo nuestra misma ruta. Continuamos el sendero juntos y decidimos pasar la noche en un bonito hostel con vistas privilegiadas que se encuentra en mitad del camino. Dos chicas francesas también se han unido al grupo. Pasamos todos una divertida noche de timba y mucha cerveza.


Por la mañana continuamos caminando y gozando del magnífico paisaje, uno de los últimos que veremos en China. 






Nos despedimos de nuestros compañeros de caminata, que han sido geniales (Harry, Ramón, nos vemos pronto, en algún lugar del mundo, ¿ok?) con una gran comilona, como siempre en China, exquisita. 





Seguidamente nos dirigimos al pueblo de Dali, otra maravilla atestada de visitantes. Su oferta culinaria es realmente interesante, sobretodo sus diferentes tipos de hongos.  





Nuestra intención es recorrer en bici los alrededores del pueblo, siguiendo uno de los márgenes del enorme lago Erhai Hu. El área es totalmente rural, abundan los cultivos de todo tipo. Los campos forman un heterogéneo y colorido mosaico  en el que se combinan todas las tonalidades verdes posibles, contrastando con la inmensidad azul del lago. A lo largo del camino observamos multitud de pescadores que navegan es sus barcazas de madera, mientras otros, ya en la orilla, extraen de las redes el fruto de su trabajo. Atrás van quedando pequeñas y encantadoras aldeas, en una de las cuales nos dan de comer sin pedir nada a cambio, incluso rechazan nuestro dinero, algo inaudito en China, donde los extranjeros nos vemos inmersos en una lucha permanente por no ser estafados. La gente del campo siempre es diferente, tienen comida y no esperan mucho más. Vidas duras y sencillas para gentes duras y sencillas.









En Dali cogemos nuestro último tren chino (los vamos a echar de menos), que a lo largo de toda la noche nos conduce al que será el destino final en este fantástico país. Se trata de la ciudad de Kunming, desde donde parte nuestro vuelo hacia una nueva experiencia en la tierra de las grandes montañas. Los dos meses en China han sido maravillosos e inolvidables, pero ya son historia, aunque estarán para siempre dentro de nuestras mochilas.
La aventura continua en Nepal. Estamos ansiosos por empezar a desarrollar nuestro proyecto de cooperación con la Asociación Orphan Children Rescue Center a través de la Fundación Privada Okume AZ.
Veremos que nos depara esta nueva etapa.